martes, 23 de octubre de 2012

MICROMACHISMO: 

LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA PAREJA


Campaña contra Violencia de Género



Mujeres maltratadas, varones violentos: dos dramáticos aspectos de las asimétricas relaciones de género. En todo el mundo occidental, la violencia (masculina) hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima de forma creciente. Cada vez más, los dispositivos jurídicos y sanitarios ejercen acciones sobre las personas involucradas, y el campo de la salud mental no es ajeno a ello. 
Sin embargo, la deslegitimación y los abordajes legales y terapéuticos se han realizado 
casi exclusivamente sobre las formas evidentes, máximas y trágicas de dicha violencia y sus efectos. Pero, si pensamos que la violencia de género es toda acción que coacciona, limita o restringe la libertad y dignidad de las mujeres, podemos comprobar que quedan ignoradas múltiples prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano, algunas consideradas normales, algunas invisibilizadas y otras legitimadas, y que por ello se ejecutan impunemente.

PODER Y GÉNERO


La palabra "poder" tiene dos acepciones popularmente utilizadas: una es la capacidad de hacer, el poder personal de existir, decidir y autoafirmarse. Es el poder autoafirmativo. Este poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autorice (y esta legitimidad sólo la han obtenido hasta hace muy poco los varones). La otra acepción: la capacidad y la posibilidad de control y dominio sobre la vida o los hechos de los otros, básicamente para lograr obediencia y lo de ella derivada. Es el poder de dominio. Requiere la tenencia de recursos (bienes, poderes o afectos) que aquella persona que quiera  controlarse no tenga y valore, y de medios para sancionarla y premiarla. En este segundo tipo de poder, que es el de quien ejerce la autoridad, se usa la tenencia de los recursos para obligar a interacciones no recíprocas, y el control puede ejercerse sobre cualquier aspecto de la autonomía de la persona a la que se busca subordinar (pensamiento, sexualidad, economía, capacidad decisoria, etcétera). 

LOS MICROMACHISMOS:


Los mM comprenden un amplio abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en lo cotidiano. En la pareja, que será el ámbito del que me 
ocuparé, se manifiestan como formas de presión de baja intensidad más o menos sutil, con las que los varones intentan, en todos o en algunos ámbitos de la relación (y como en todas las violencias de género): 

  • Imponer y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la maniobra; 
  • Reafirmar o recuperar dicho dominio ante la mujer que se "rebela" de "su" lugar en el vínculo; 
  • Resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes; 
  • Aprovecharse del "trabajo cuidador" de la mujer. 
Puntualmente, los mM pueden no parecer muy dañinos, incluso pueden resultar normales o intrascendentes en las interacciones, pero su poder, devastador a veces, se ejerce por la reiteración a través del tiempo, y puede detectarse por la acumulación de poderes de los varones de la familia a lo largo de los años. Un poder importante en este sentido es el de crearse y disponer de tiempo libre a costa de la sobreutilización del tiempo de la mujer. Por ello, suelen producir, sobre todo en las relaciones de larga duración, diversos efectos de malestar psicofísico que frecuentemente son motivo de consulta a los dispositivos de Salud, y que al invisibilizarse su producción intersubjetiva suelen atribuirse a "ciertas" características femeninas. Más adelante nos referiremos a esos efectos. 



MICROMACHISMO COERCITIVO

En estos mM, el varón usa la fuerza (moral, psíquica, económica o de la propia personalidad), para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad y expoliar el pensamiento, el tiempo o el espacio, y restringir su capacidad de decisión. La hacen sentir sin la razón de su parte y ejercen su acción porque provocan un acrecentado sentimiento de derrota cuando comprueba la pérdida, ineficacia o falta de fuerza y capacidad para defender las propias decisiones o razones. Todo ello suele promover inhibición, desconfianza en si misma y disminución de la autoestima, lo que genera más desbalance de poder. 
  • Intimidación
  • Control del dinero
  • No participación en lo doméstico
  • Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí
  • Insistencia abusiva
  • Imposición de intimidad
  • Apelación a la "superioridad" de la "lógica" varonil
  • Toma o abandono repentinos del mando de la situación

MICROMACHISMO ENCUBIERTO

Estos mM son los que atentan de modo más eficaz contra la simetría relacional y la autonomía femenina, por su índole insidiosa y sutil que los torna especialmente invisibles en cuanto a su intencionalidad. En ellos, el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y forzamiento de disponibilidad de la mujer. En algunas de estas maniobras esos objetivos son tan encubiertos y su ejercicio es tan sutil que pasan especialmente desapercibidas, razón por la que son muy efectivas. Utilizan, no la fuerza como los mM coercitivos, sino el afecto y la inducción de actitudes para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón.
  • Abuso de la capacidad femenina de cuidado
  • Creación de falta de intimidad
  • Seudointimidad
  • Desautorización
  • Paternalismo
  • Manipulación emocional
  • Autoindulgencia y autojustificación


MICROMACHISMO DE CRISIS

Estos mM suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable disbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por razones de pérdida laboral o de limitación física. Generalmente estos cambios se acompañan de reclamos por parte de la mujer de mayor igualdad en la relación. Suelen ser útiles no sólo para impedir que la mujer sea más autónoma o para no sentirse dependiente de ella, sino también para impedir los reclamos de ella respecto a la necesidad que él también cambie modificando sus hábitos de superioridad.
Resistencia pasiva y distanciamiento                 
  • Hipercontrol
  • Seudoapoyo
  • Resistencia pasiva y distanciamiento
  • Rehuir la crítica y la negociación
  • Promesas y hacer méritos
  • Victimismo
  • Darse tiempo
  • Dar lástima


EFECTOS DE LOS MICROMACHISMOS

  • Provoca en las mujeres un agotamiento de sus reservas emocionales y de la energía para sí, con una actitud defensiva o de queja ineficaz por el sentimiento de derrota e impotencia que producen, 
  • Un deterioro muchas veces enorme de su autoestima, con aumento de la desmoralización, aumento de la inseguridad y disminución de la capacidad de pensar (los estudios epidemiológicos muestran que las mujeres en pareja disminuyen su salud mental y calidad de vida, al contrario de los varones, quienes las aumentan), 
  • Una disminución de su poder personal y parálisis del desarrollo personal,  
  • Un malestar difuso, una irritabilidad crónica y un hartazgo de la relación, de los cuales se culpan por no percibir que su producción es por presión externa, y que son frecuentes motivos de consulta a los dispositivos  de salud mental. En estos dispositivos, frecuentemente y al igual que él varón de la pareja, suele atribuirse dichos malestares a la exageración de ciertas "características femeninas (dramatismo, inconformismo, etc.) 




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